Decir que la privacidad en internet no existe
ya suena a lugar común. El hecho de publicar a diario, a través de
distintos medios digitales, prácticamente lo que hacemos, sentimos,
deseamos o criticamos nos ha convertido, a la mayoría, en especial a los
más jóvenes, en seres públicos, expuestos.
Ahora bien, la novedad está en la otra cara
del negocio. En la orilla de las empresas de tecnología que nos
‘regalan’ cosas a cambio de nuestra información personal: redes
sociales, aplicaciones, juegos, cuentas de correo o sistemas operativos
móviles que se hacen con un volumen inimaginable de datos diarios. Técnicamente, esto nos lo dijeron y explicaron
en el contrato de acuerdo que aparece en la pantalla del computador o
del celular cuando sacamos un perfil o descargamos una aplicación. Algo
que, sin embargo, no leemos. “No somos conscientes del alcance que tiene
la violación de nuestra privacidad cuando estamos conectados. No se nos
permite saber exactamente qué información sobre nosotros está siendo
almacenada, compartida o usada”, comentó en junio pasado al diario 'El
País' de España Jeff Jarvis, profesor de periodismo y temas digitales de
la Universidad de Nueva York.
Y aunque pensemos que nos esforzamos en
activar todas las restricciones de privacidad posibles de Facebook, por
ejemplo, apenas la tía que vive fuera de la ciudad abre su cuenta, nos
agrega y empieza a subir fotos de nosotros cuando niños, y a
felicitarnos porque cambiamos de cargo, con el nombre y ciudad de
nuestra empresa, se acabó dicho esfuerzo.
Según un estudio de Ipsos, los colombianos
usamos al menos 14 aplicaciones distintas en promedio en móviles y el 81
por ciento de los usuarios de internet es suscriptor activo de redes
sociales.
Seguimiento diario
Adicionalmente a la gran cantidad de
información personal que ‘regalamos’, o mejor, socializamos, se suma
otra que los servicios en línea se encargan de obtener. En el primer
caso podemos de cierto modo controlar el nivel de acceso a nuestros
datos. En el segundo, no.
A través de pequeños programas que se instalan
automáticamente en el navegador del PC, llamados 'cookies', muchos
portales pueden monitorear nuestras actividades, los sitios que
visitamos, los términos que buscamos, los videos que vemos, el contenido
que consumimos, las horas de mayor actividad, etc.
En el caso de los móviles, cuando se instala
una aplicación, se nos informa de los permisos y accesos que necesita
para funcionar (sí, tampoco los leemos), que van desde acceso a la
cámara, el micrófono o los contactos, hasta permiso para revisar las
fotos, datos de la red wifi a la que se conecta, entre otros.
¿Qué hacen con esos datos? Los venden. Son oro
para empresas que necesitan publicitar, enviar mensajes y ofertas
comerciales con la total certeza de que le llegan a la persona que está
interesada o necesita de un producto o servicio específico. “Las
preocupaciones sobre la privacidad y la falta de control sobre la forma
en que los datos de los usuarios se utilizan en línea han hecho que la
gente desconfíe profundamente de internet”, dijo a EL TIEMPO Denelle
Dixon-Thayer, de Mozilla.
¿Buscó videos de golf en YouTube? Cuando entre
a su Facebook verá ‘páginas recomendadas’ de ese tema. ¿Escribió en un
correo de Gmail que compró mascota? Seguro recibirá un mensaje de una
tienda relacionada. ¿Entró a Amazon.com interesado en unos zapatos?
Cuando vuelva verá ofertas de esa línea de producto. Aunque es más
complejo, existen formas de evitar que tanta información personal suya
circule por ahí en internet en manos de terceros. Lo importante es tener
en claro que la ausencia de privacidad se puede arreglar con un poco de
atención y dedicación.
¿Quién puede tener mi información?
Usted puede saber el estado de su privacidad
en internet y en los móviles. Una forma de hacerlo es a través del
servicio de Privacyfix (www.privacyfix.com), un programa que se instala
en navegadores Chrome o en celulares Android y iPhone, y que le muestra
qué tan vulnerable y al descubierto de terceros está su información
personal en servicios como Google, Facebook, Linkedin y Twitter.
El sistema analiza a quiénes se comparten sus
datos, le muestra en rojo, amarillo o verde el nivel de privacidad, si
pueden ver sus correos, fotos o información de contacto, entre muchos
otros.
Ofrece la opción de tocar un simple botón
(fix) para arreglar la configuración de su privacidad en dichos
servicios (deberá autorizar a Privacyfix el ingreso a sus perfiles
sociales).
Aprenda a protegerse
1. Poco, mejor. Mientras menos perfiles sociales tenga, podrá controlar mejor (y distribuir menos) su información personal.
2. Navegue oculto. Existen
funciones como ‘navegación privada’, en Chrome, Internet Explorer o
Firefox, que le permiten usar la red sin dejar rastro o ‘cookies’.
3. Que no lo sigan.
Navegadores como duckduckgo.com no hacen seguimiento o guardan sus
búsquedas, ni guardan datos suyos. En su móvil o tableta (Android,
iPhone, iPad) puede descargar Blur Protect, una aplicación gratuita que
esconde su correo, tarjetas de crédito e información personal en
internet.
Saludos.
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